La Casa de Castilla y León, en Sevilla acude
todos los años a su compromiso de representar a Castilla y León el día 23 de
noviembre en la celebración de la conquista de Isbilia por las tropas
capitaneadas por del rey Fernando III. San Fernando hizo coincidir la entrada
en Sevilla con el cumpleaños de su hijo a modo de regalo, y este año se cumplen
los 774 años de la entrega de las llaves de la ciudad por el emir Axafat al Rey
Fernando III y que se conservan en la Catedral.
Este año han estado acompañados
por Ana Parra Sancho, jefa del Servicio de Museos e Infraestructuras de
la Junta de Castilla y León, y Agustín Álvarez
Álvarez, presidente de la Federación de Casas de
Castilla y León en Andalucía, algo que consideran un "honor" y afirman
estar "muy agradecidos", señalan en un comunicado.
Con motivo de tal
efeméride tiene lugar en el interior de la Catedral, la llamada, Procesión de
la Espada, instaurada por Alfonso X, El Sabio, en el año 1255, como recuerdo a
su padre, Fernando III, El Santo. Se forma un reducido cortejo con una representación
del Cabildo de Alfonso X el Sabio, de la Casa de Castilla y León en Sevilla
(cubiertos con capa castellana), de la Orden de San Clemente y San Fernando
(con capa blanca), el Cabildo Catedralicio, con todos sus canónigos, los cuales
portan una reliquia de San Clemente, y la Corporación Municipal, bajo mazas, es
escoltada por la Policía Municipal con uniforme de gala.
El alcalde entra en la
Capilla Real para recibir la espada del rey Fernando III y realizar un
juramento a los pies de la Virgen de los Reyes y ante la urna del Rey San
Fernando, y es escoltado por el Ejército. Antes del juramento, dicha urna es
abierta rindiendo honores una representación del Ejército, y el Cabildo
Catedralicio realiza el acto de entrega de la espada y el pendón del rey Fernando
III, al regidor que se compromete, bajo solemne juramento, a devolver, sin
daño, la Lobera y el Pendón del monarca que conquistó la ciudad, portada por el
edil más joven, en el caso de no cumplir con su compromiso, se le advierte al
alcalde de que caerá sobre él todo el peso de las leyes de Castilla.
A continuación, el alcalde
de Sevilla porta la espada, por la hoja no por la empuñadura, tal y como
dispuso en su momento el rey Felipe II, y se dirige en procesión,
transcurriendo esta por las naves catedralicias, hasta el Altar Mayor y da
comienzo la celebración de la Santa Misa. Al finalizar la misa el Alcalde, en
procesión, regresa a la Capilla Real para devolver la espada y el Pendón y al
considerar los canónigos que ha devuelto la Lobera y Pendón en buen estado,
rindiendo honores la representación del Ejército se cierra la urna y finaliza
el acto.