domingo, 27 de noviembre de 2022

La Casa de Castilla y León vuelve a celebrar San Clemente en la Catedral de Sevilla

 


La Casa de Castilla y León, en Sevilla acude todos los años a su compromiso de representar a Castilla y León el día 23 de noviembre en la celebración de la conquista de Isbilia por las tropas capitaneadas por del rey Fernando III. San Fernando hizo coincidir la entrada en Sevilla con el cumpleaños de su hijo a modo de regalo, y este año se cumplen los 774 años de la entrega de las llaves de la ciudad por el emir Axafat al Rey Fernando III y que se conservan en la Catedral.

                Este año han estado acompañados por Ana Parra Sancho, jefa del Servicio de Museos e Infraestructuras de la Junta de Castilla y León, y Agustín Álvarez Álvarez, presidente de la Federación de Casas de Castilla y León en Andalucía, algo que consideran un "honor" y afirman estar "muy agradecidos", señalan en un comunicado. 
                Con motivo de tal efeméride tiene lugar en el interior de la Catedral, la llamada, Procesión de la Espada, instaurada por Alfonso X, El Sabio, en el año 1255, como recuerdo a su padre, Fernando III, El Santo. Se forma un reducido cortejo con una representación del Cabildo de Alfonso X el Sabio, de la Casa de Castilla y León en Sevilla (cubiertos con capa castellana), de la Orden de San Clemente y San Fernando (con capa blanca), el Cabildo Catedralicio, con todos sus canónigos, los cuales portan una reliquia de San Clemente, y la Corporación Municipal, bajo mazas, es escoltada por la Policía Municipal con uniforme de gala.
                El alcalde entra en la Capilla Real para recibir la espada del rey Fernando III y realizar un juramento a los pies de la Virgen de los Reyes y ante la urna del Rey San Fernando, y es escoltado por el Ejército. Antes del juramento, dicha urna es abierta rindiendo honores una representación del Ejército, y el Cabildo Catedralicio realiza el acto de entrega de la espada y el pendón del rey Fernando III, al regidor que se compromete, bajo solemne juramento, a devolver, sin daño, la Lobera y el Pendón del monarca que conquistó la ciudad, portada por el edil más joven, en el caso de no cumplir con su compromiso, se le advierte al alcalde de que caerá sobre él todo el peso de las leyes de Castilla.
                A continuación, el alcalde de Sevilla porta la espada, por la hoja no por la empuñadura, tal y como dispuso en su momento el rey Felipe II, y se dirige en procesión, transcurriendo esta por las naves catedralicias, hasta el Altar Mayor y da comienzo la celebración de la Santa Misa. Al finalizar la misa el Alcalde, en procesión, regresa a la Capilla Real para devolver la espada y el Pendón y al considerar los canónigos que ha devuelto la Lobera y Pendón en buen estado, rindiendo honores la representación del Ejército se cierra la urna y finaliza el acto.





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